Época:
Inicio: Año 206 A. C.
Fin: Año 500




Comentario

Córdoba, "lejana y sola", como la describiera García Lorca, es una de las ciudades más antiguas de España. Poblado ibérico ubicado al borde del Guadalquivir, entre Sierra Morena y la campiña, presumiblemente las primeras legiones romanas comienzan a establecerse en su solar hacia el año 206 a.C. Treinta y siete años después, esto es, en 169 a.C., el pretor Claudio Marcelo la convierte en ciudad.
La fundación de la primera Corduba romana parece deberse pues a la elección del lugar como emplazamiento de las tropas. Poco más tarde, hacia el año 152 a.C., modifica su ubicación y se convierte en colonia latina, estatus que mantuvo durante todo el periodo republicano.

Parece ser que esta Corduba original estaba habitada por población de origen romano y también nativos, según el geógrafo Estrabón. Esto concuerda con una realidad muy común para este periodo en muchos otros lugares, la de la existencia de una dípolis o doble ciudad indígena-romana, en la que existen dos distritos muy diferenciados. Así, el distrito romano se emplazaría junto al foro, mientras que el indígena estaría sobre la primitiva y original ubicación de la primera Corduba.

Pronto se vio que el emplazamiento de Corduba facilitaba la logística de las legiones romanas y servía de centro de control estratégico de una amplia región, por lo que el crecimiento económico y demográfico se vio acompañado de un proceso administrativo que elevó el rango de la ciudad hasta convertirla en la capital oficiosa de la Hispania Ulterior.

Urbanísticamente, la ciudad romana de Corduba seguía el patrón clásico de ciudad cercada, con fuertes murallas de piedra. En su interior se hallaba el palacio pretoriano, la mansión del Senado, las casas para los patricios, un circo para las carreras de cuadrigas, teatro y anfiteatro para el disfrute de espectáculos por parte de la plebe y, finalmente, templos en los que venerar a los dioses, como el de la actual calle Claudio Marcelo, cerca del Ayuntamiento, cuyos restos y reconstrucción pueden observarse hoy en día

Tras las guerras civiles entre César y Pompeyo, Corduba, en la que se hallaba una mayoría de partidarios del segundo, además de servir como cuartel general de sus tropas y principal tribunal de justicia de la provincia, sufrió las consecuencias de su apoyo a Pompeyo, resultando gravemente destruida y sufriendo una fuerte despoblación. Sin embargo, su importancia como enclave estratégico hizo que no le fueran retirados sus privilegios administrativos, hasta el punto que fue convertida en capital de la provincia Betica, creada en el contexto de las reformas emprendidas por Augusto.

Esta capitalidad proporcionó a Corduba un gran empuje durante la época altoimperial, experimentando un intenso proceso de latinización que fue eliminando paulatinamente los antiguos rastros indígenas. Al mismo tiempo, Corduba se beneficiaba de un gran auge urbanístico, con la creación de escuelas y edificios públicos. Excepcional importancia para la ciudad tuvo la construcción de la Vía Augusta, que enlazaba Linares con Cádiz y la provincia bética con el resto de la Península. El paso de esta vía por la ciudad se hacía mediante el puente que cruzaba el Guadalquivir, magnífico testigo de este periodo y de posteriores acontecimientos.

La importancia creciente de Corduba hizo que a su alrededor se erigieran unas robustas murallas para contribuir a su defensa, no en vano en el interior de la ciudad se desarrollaba una gran actividad comercial -fundamentada en el aceite, el vino o los minerales, productos muy apreciados a lo largo del Imperio- y administrativa -en Corduba, como capital provincial, se hallaban los archivos de la administración-.

La riqueza de Corduba y sus habitantes se podía ver también en el gran número de villas de recreo que se diseminaban por su sierra. Pero esta riqueza no era sólo económica, sino también cultural. No en vano, nacieron en Corduba ilustres figuras del mundo romano como Séneca, Lucano, Lucio Julio Paulino, Cayo Valerio o Lucio Cornelio.

Del pasado romano, aparte de los restos citados se pueden encontrar riquísimos ejemplares arqueológicos. Especialmente significativos son los mosaicos procedentes del viejo anfiteatro imperial, hallados en el subsuelo de la Plaza de la Corredera. Son importantes los mosaicos que representan al océano, el de los motivos vegetales, el que figura un mimo, el de "Psique y Cupido" y, en lugar destacado, el de Polifemo y Galatea. Además, se conserva en el Alcázar de los Reyes Cristianos un sarcófago construido en Roma en el primer tercio del siglo III. Para completar este repaso, nada mejor que visitar el Museo Arqueológico, en el que se exhiben valiosas colecciones de época romana.